El grabado a mezzotinta, mezzotinto, mediatinta o grabado a la manera
negra es una técnica artística de reproducción de imágenes surgida en el siglo XVII inmersa en
los considerados grabado a hueco, es decir, que la estampa final vendrá dada por la tinta alojada
en los surcos realizados sobre la matriz de metal.
Para grabar a la manera negra es necesaria una plancha de cobre, la cual, ha de
ser perfectamente preparada, pues en ello radica el funcionamiento de este sistema de
grabación.
El grabado a
mezzotinta
consiste en rayar previa y meticulosamente el cobre hasta cubrirlo en su totalidad por líneas
horizontales, verticales y oblicuas, teniendo en cuenta el impedir que éstas lleguen a coincidir
sobre el plano. El objetivo es conseguir una superficie puramente granulada, cuya estampa
propiciada al final de este proceso sea de un negro intenso y definido. Con los utensilios
precisos, el grabador va eliminando los gránulos en su parte rasa hasta lograr el diseño deseado.
Según la cantidad de metal retirado, el
grabado
adquirirá distintas tonalidades, desde las más oscuras a las más claras.
Para el proceso de granulado, la herramienta primordial es el graneador
(o berceau): una especie de cincel achaflanado, terminado en borde cortante y curvo convexo.
Este extremo viene provisto de dientes, que cuando son presionados sobre el metal en un movimiento
oscilante, van dejando las marcas adecuadas. Es un proceso largo y laborioso, por lo que es
frecuente el uso de ácidos que actúan como mordientes, u otros métodos como el chorro de arena o de
virutas de acero. Ya en el siglo XX, Estados Unidos acomete el trabajo de la plancha rayándola con
cristales de carborundo, simplificando al máximo el arduo granulado, aunque hoy día, los
fabricantes ofrecen planchas ya preparadas para la mezzotinta. Las ruletas, que no son otra cosa
que rodillos dentados, son esenciales para el
grabado a la manera negra.
Más que para el granulado de la plancha (que también, pues con él se corrigen errores o
imperfecciones de los huecos originales), la ruleta es utilizada en el momento de hacer florecer el
dibujo, aplicada en las zonas más oscuras del grabado, ya que la incisión perpetrada permite
albergar mayor cantidad de tinta.
Para las áreas más claras del diseño (de los grises al blanco más puro) se
recurre a los rascadores y los bruñidores. Son útiles presentes en casi todos los métodos de
grabación en metal, pues serán los responsables de hacer desaparecer el cobre de la superficie. En
el caso del mezzotinto, el dibujo ha de realizarse sobre la porosidad de la plancha, nunca
ahondando en ésta. Cuanto más se pula el cobre —tarea del bruñidor—, menos tinta absorberá el
papel.
El resultado de la mezzotinta es de una estampa de aspecto fotográfico, parecido
al
aguafuerte,
aunque técnicamente esté más próximo al
grabado a punta seca. Su aparición como
método de grabado
se data en el siglo XVII, y se señala a un alemán instalado en Holanda, Ludwig von Siegen, como
iniciador de la manera negra. Muy pronto fue exportado este proceso a Inglaterra, donde gozó de
reconocimiento y desarrollo. Hasta finales del XIX con la aceptación de la fotografía, el
mezzotinto fue utilizado para la plasmación de copias de obras pictóricas. En esto destacó David
Lucas, quien se dedicó a representar fidedignamente los paisajes naturales y bucólicos de John
Constable; artista circunscrito a las teorías románticas de «lo bello» y «lo pintoresco». En
oposición a estas dos, se habla de «lo sublime», es decir, el sentimiento despertado en el ser
humano al contemplar a la naturaleza en su estado salvaje: abrumadora e impactante. Pintores como
William Turner y John Martin desempeñaron esta temática en sus cuadros. Será Sir Martin quien
también acuda a la mezzotinta para sus creaciones.
La edad contemporánea tiene igualmente un representante del
grabado a media tinta.
A mitad de los años 50, el japonés asentado en París Yozo Hamaguchi, comienza a producir obra a
partir del grabado a la manera negra, logrando inmediatamente fama internacional. Plasma objetos
comunes, animales y, sobre todo, alimentos, los cuales, parecen haber sido radiografiados.
Hamaguchi traspasó las fronteras del blanco y negro de la mezzotinta con la aplicación del
color.
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