Grabados : Materiales y herramientas del grabado

Como proceso artístico de reproducción de imágenes en estampa, el grabado puede clasificarse según los diferentes métodos empleados, los cuales, vendrán propiciados por el tipo de material utilizado como plancha matriz y las herramientas que este demande.

Para los realizados en relieve, es decir, perpetrados a partir del vaciando de las zonas blancas del dibujo (las que no aparecerán en la estampa), se recurre a las bases poco o nada resistentes a su manipulación, como son la madera en la xilografía y el linóleo para el linograbado.

La plancha de los grabados a hueco —cuya solución vendrá otorgada por el vertido de la tinta en las áreas talladas (surcos)— es de metal, siendo el de mayor consideración el cobre, aunque también se puede acudir al zinc, el latón o el acero.

En el caso de otros procedimientos peculiares como la litografía, la matriz estará conformada por piedra calcárea, ésta de gran porosidad.

Dependiendo del tipo de matriz, y de su método de ataque, el artista se servirá de los diversos útiles que requieren las distintas durezas y resistencias de las planchas. Los grabados en relieve, fundamentados en elementos como la madera, no ofrecen una tenacidad importante a la fuerza y la maña del grabador, por esto se emplean elementos cortantes bastante comunes en estos procesos de las artes gráficas, véanse el buril, las puntas y los rascadores.

El buril

Tal y como su nombre indica, el grabado a buril —ya inmerso en los considerados a hueco— depende de esta herramienta. El buril se trata de una varilla de acero terminada en un filo aplanado, romboidal o redondeado que permite la incisión del metal que actúa como soporte. Para una mayor comodidad, se culmina con un taco de madera adaptado a la mano del hacedor.

Las puntas

Las puntas, por el contrario que el buril, carecen de esta sujeción. Son agujas acabadas en conos perfectos que simplemente rayan el metal, frecuentes en los granados a punta seca.

Rascadores

Los rascadores hacen las veces de bisturí, perfeccionando el dibujo al eliminar los sobrantes. Otros utensilios de las mismas características son los escoplos y los échoppes. Para un mantenimiento adecuado de estos objetos cortantes, son necesarias las piedras de afilar, untadas primeramente en aceite para una mejor fricción.

Bruñidores

Los procesos en metal igualmente se valen de los bruñidores como herramienta esencial, ya que con ellos se pulen las superficies para unos mejores resultados. De ellos se valen procedimientos como la mezzotinta, en el cual participan otros utensilios como el berceau (graneador) y las ruletas.

El graneador

El graneador o berceau es un cincel achaflanado de borde cortante y convexo equipado con dientes, los mismos que se encargarán de incidir en el metal formando líneas horizontales, verticales y oblicuas hasta lograr la superficie granulada que precisa la mezzotinta.

Las ruletas

Las ruletas, ruedas dentadas provistas de un mango, tienen la misma función, utilizadas para la corrección de errores en la plancha, así como para la elaboración de los diseños.

Ácidos

Todas estas son herramientas que los grabados a hueco de métodos directos demandan, ya que los indirectos acuden a los ácidos como mordientes: el dibujo sobre el metal vendrá dado por la acción corrosiva del ácido nítrico. Contenedores de estos productos abrasivos para el sumergimiento del metal en ellos son las cubetas, hoy de plástico, antiguamente de porcelana, por ejemplo.

Barnices y las resinas

Como agentes que ofrezcan resistencia a los ácidos a fin de conseguir el diseño deseado se emplean los barnices y las resinas, aplicados en polvo y luego diluidos por la acción del calor, o directamente en su versión líquida en el caso del barniz. Para calentar las planchas en determinados procesos como el aguatinta, son frecuentes los hornillos y los mecheros de gas, o incluso las placas electrificadas.

Muñequillas

El grabado se rodea de otros artilugios manufacturados o industriales para la aplicación de los productos, entre ellos las muñequillas: textiles suaves que son compactados y cuya función es la de estampar aceites y demás compuestos grasosos sobre el metal. Las muñequillas pueden ser asimismo obtener la forma de pequeñas bolsas de seda que permiten el traspaso de las resinas en polvo, a fin de cubrir el cobre de manera uniforme.

Cajas de resinar

El grabador se puede asegurar el éxito del anterior proceso explicado sirviéndose de las cajas de resinar. Pueden ser de pequeño tamaño y en madera las más simples, o de grandes dimensiones las fabricadas industrialmente. Su objetivo es el de volatilizar la resina en el habitáculo cerrado, bien por su agitación, bien por técnicas más desarrolladas con el uso de ventiladores y fuelles, y cuando el polvo se encuentra en suspensión, se introduce la plancha metálica en posición horizontal a través de una puertecilla lateral, dejando que la resina se vaya depositando en la superficie. De estas cajas se benefician los aguafortistas.

Tórculo

Llegados al punto de la estampación, es decir, el traspaso de la tinta al papel o textil a impregnar, son precisos los sistemas de prensado. El más antiguo y eficaz es el tórculo: una maquinaria postrada en acero y compuesta por poleas que hacen mover los cilindros por donde pasará la matriz, previa colocación del papel sobre ésta. Los cilindros, que giran gracias a la instalación de una manivela, ejercen la presión adecuada para que el papel absorba la tinta de las zonas requeridas, obteniendo así la estampa.

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